Salud y BienestarGestión del Estress
La práctica de Mindfulness puede traer muchos beneficios tanto a tu salud mental como emocional. Es una herramienta increíblemente útil para manejar el estrés y el bienestar general debido a su efectividad y rápidos resultados. En este artículo veremos claramente como Mindfulness y Gestión del Estrés están claramente entrelazados.
La meditación aporta numerosos beneficios por si misma y ha sido una de las formas más populares de mindfulness. Esta actividad es más fácil cuanto más se practica, pero tampoco tiene por qué suponer una dificultad para los principiantes. Simplemente necesitas un lugar adecuado, libre de distracciones y en el que te encuentres solo contigo mismo. Si estás deseando empezar a probar por tu cuenta, aquí tienes unos ejercicios que podrían serte útiles.
Sí, lo has leído bien. Puedes practicar mindfulness con el simple hecho de respirar. Es una de las maneras fáciles de hacer mindfulness dado que puedes realizarla en cualquier momento del día. Para conseguirlo, debes respirar desde el vientre en lugar del pecho e intenta inspirar por la nariz y expirar por la boca. Concentrarte en tu respiración de esta forma ayuda a relajar la tensión generada por y la mejor resolución de conflictos.
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Como ya se sabe, la música puede ayudarnos de muchas formas (musicoterapia). El hecho de concentrarte en el sonido hace que nos alejemos de nuestros problemas y emociones negativas, provocando un efecto calmante y permitiendo que pensemos con mayor objetividad.
Aunque pueda sonar a locura, el hecho de realizar tareas domésticas puede ayudarte a conectar contigo mismo y detectar esos sentimientos negativos y estrés acumulados que ya no te hacen ningún bien.
Para empezar, necesitas contemplar esta actividad como algo positivo, una tarea de limpieza interior que necesitas y te ayudará a reorganizar tus ideas. Poner orden en tu hogar puede ayudarte a ponerlo también en tu mente.
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Muchas veces no nos damos cuenta de la cantidad de pensamientos que pasan por nuestra cabeza, pudiendo provocar un estrés innecesario. Para evitarlo, debemos adoptar una posición observadora de esos pensamientos en lugar de verte envuelto en la vorágine. Mediante la observación, ese torrente de ideas irá disminuyendo en intensidad hasta volverse más manejable.
Probablemente ya te hayas dado cuenta de que casi cualquier actividad podría convertirse en un ejercicio de mindfulness; y en cierto modo tienes razón. Hasta las acciones más cotidianas (andar, comer, escuchar música…) pueden ser buenos ejercicios de mindfulness si son realizados una atención plena y consciente. Este es un avance esencial para descubrir la conexión de Mindfulness y gestión del estrés.
¿A qué estás esperando? Puedes empezar a practicar mindfulness ya mismo desde tu propia casa o acudir a uno de nuestros cursos presenciales. También te ofrecemos al posibilidad de aprender de forma gratuita.
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